Madre palabra viva
¡MADRE PALABRA VIVA! *
He aquí lo que vieron mis
ojos y escuchado mis oídos.
Desde niño clave mi mirada en esa mujer a quien admiro y ensalzo por sus extraordinarias virtudes. A ella siempre la vi llena de fortaleza y belleza.
Ya en los andes escalando hasta las nieves perpetuas. Por las quebradas de nuestros valles y abismos sus pies faldean; suben, bajan cerros y lomas. No temen al rayo, desafían las tempestades!.
Es la reina que camina descalza con el hijo a las espaldas amándole con verdadera unción humana, con ese purísimo cariño que es indescriptible. Y en las grandes ciudades de calles y arenales, la pobreza es vencida con amor propio. Como heroínas del valor. Así, es la madre!.
Desde niño clave mi mirada en esa mujer a quien admiro y ensalzo por sus extraordinarias virtudes. A ella siempre la vi llena de fortaleza y belleza.
Ya en los andes escalando hasta las nieves perpetuas. Por las quebradas de nuestros valles y abismos sus pies faldean; suben, bajan cerros y lomas. No temen al rayo, desafían las tempestades!.
Es la reina que camina descalza con el hijo a las espaldas amándole con verdadera unción humana, con ese purísimo cariño que es indescriptible. Y en las grandes ciudades de calles y arenales, la pobreza es vencida con amor propio. Como heroínas del valor. Así, es la madre!.
A ti madre, te sentí con tu canto en los labios siempre encarnados, con la sonrisa honesta en gallardía angelical y con tus ojos radiantes de juventud. Te vi como el campo florecido, como el huerto perfumado y el jardín sellado en mil plantas de tu imaginación multicolor. Soy testigo de tu caminar por todos los surcos y caminos bravíos, uniendo pueblos apresurada. También te encontré en las calles llevando la cruz de nuestra hambre. Anduve en tus faldas y de la mano por los suelos calientes y frígidos de la inocente alegría. Sí, madre buscando alguna vez, al hijo que anduvo solo desde niño. Hoy estoy aquí tejiendo la malla misteriosa de la esperanza!.
En mi boca tu nombre se
hace canción pura. Sin ti, no hubiéramos nacido para realizar tus sueños
rebeldes. Madre, lo que estoy sintiendo ahora en tu ausencia esta siendo
eternidad de amor en nuestra misma casa, o mejor en nuestro propio pueblo. Y en
todas partes de tu presencia quede asombrado, de la divina destreza de tus
manos, de esa agilidad inimitable y de tu inteligencia de ayudar al desposeído
y solidarizarte con la paz. Esa paz, que seguirás buscando en tus oraciones de
batallas con la vida por la humanidad!.
Madre, aún nos mandas una
acaricia y un ramo de oraciones que nosotros lo guardamos en el alma. Hoy sabes
que hay gran bulla de estrellas en nuestro corazón. En algún momento llegaremos
hasta mas allá de tu ilusión, pues cumpliremos todo lo soñado por nuestra
tierra, luego de un abrazo me habré puesto niño de nuevo.
Madre del alba, madre de
la brisa; en la soledad aun sin nombre, en los más altos dolores, bajo todos
mis sollozos y mis desesperos nuestra sangre cuidara tu reposo en los campos y
en las ciudades. Pero lejos de nosotros, dormida, eres tú madre eternidad de
palabras vivas!.
“Moriré cuando el sol se
oculte para siempre” ZRT
* Pascual E. Alejo Rettiz
(Huánuco, 1967), poeta peruano que tiene la fortuna de vivir en dos siglos (XX y XXI), escribe con el alma del Perú, su lira es de protesta único en América Latina, no se lo ve estar lejos como el mejor y superior valor literario contemporáneo unido a Europa y al mundo.
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