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Mostrando entradas de mayo 28, 2008

Madre palabra viva

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¡MADRE PALABRA VIVA! * He aquí lo que vieron mis ojos y escuchado mis oídos.  Desde niño clave mi mirada en esa mujer a quien admiro y ensalzo por sus extraordinarias virtudes. A ella siempre la vi llena de fortaleza y belleza.  Ya en los andes escalando hasta las nieves perpetuas. Por las quebradas de nuestros valles y abismos sus pies faldean; suben, bajan cerros y lomas. No temen al rayo, desafían las tempestades!.  Es la reina que camina descalza con el hijo a las espaldas amándole con verdadera unción humana, con ese purísimo cariño que es indescriptible. Y en las grandes ciudades de calles y arenales, la pobreza es vencida con amor propio. Como heroínas del valor. Así, es la madre!.

Alla voy alla voy piedras esperen

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ALLÁ VOY, ALLÁ VOY, PIEDRAS ESPEREN! * Alguna vez o voz o tiempo podemos estar juntos o ser juntos, vivir, morir en ese gran silencio de la dureza, madre del fulgor.

Piedra negra sobre piedra blanca

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PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA* Me moriré en París con aguacero, un día del cual tengo ya el recuerdo. Me moriré en París -y no me corro-tal vez un jueves, como es hoy, de otoño. Jueves será, porque hoy, jueves, que proso estos versos, los húmeros me he puesto a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto, con todo mi camino, a verme solo. César Vallejo ha muerto, le pegaban todos sin que él les haga nada; le daban duro con un palo y duro también con una soga; son testigos los días jueves y los huesos húmeros, la soledad, la lluvia, los caminos...

El río

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EL RÍO * 1 Yo soy un río, voy bajando por las piedras anchas, voy bajando por las rocas duras, por el sendero dibujado por el viento. Hay árboles a mi alrededor sombreados por la lluvia. Yo soy un río, bajo cada vez más furiosamente, más violentamente bajo cada vez que un puente me refleja en sus arcos. 2 Yo soy un río un río un río cristalino en la mañana. A veces soy tierno y bondadoso. Me deslizo suavemente por los valles fértiles, doy de beber miles de veces al ganado, a la gente dócil. Los niños se me acercan de día, y de noche trémulos amantes apoyan sus ojos en los míos, y hunden sus brazos en la oscura claridad de mis aguas fantasmales.