Piedra negra sobre piedra blanca

PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA*

Me moriré en París con aguacero, un día del cual tengo ya el recuerdo. Me moriré en París -y no me corro-tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso estos versos, los húmeros me he puesto a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto, con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban todos sin que él les haga nada; le daban duro con un palo y duro también con una soga; son testigos los días jueves y los huesos húmeros, la soledad, la lluvia, los caminos...

LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no séGolpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufridose empozara en el alma... Yo no sé
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscurasen el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros atilas; o los heraldos negros que nos manda la muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma, de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitacionesde algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre Vuelve los ojos, comocuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vividose empoza, como un charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes ... Yo no sé

BORDAS DE HIELO

Vengo a verte pasar todos los días, vaporcito encantado siempre lejos... Tus ojos son dos rubios capitanes; tu labio es un brevísimo pañuelorojo que ondea en un adiós de sangre!

Vengo a verte pasar; hasta que un día, embriagada de tiempo y de crueldad, vaporcito encantado siempre lejos, la estrella de la tarde partirá!

Las jarcias; vientos que traicionan; vientos de mujer que pasó! Tus fríos capitanes darán orden; y quien habrá partido seré yo...

MADRE, VOY MAÑANA A SANTIAGO...

Madre, voy mañana a Santiago, a mojarme en tu bendición y en tu llanto. Acomodando estoy mis desengaños y el rosadode llaga de mis falsos trajines.

Me esperará tu arco de asombro, las tonsuradas columnas de tus ansiasque se acaban la vida. Me esperará el patio, el corredor de abajo con sus tondos y repulgosde fiesta. Me esperará mi sillon ayo, aquel buen quijarudo trasto de dinásticocuero, que pára no más rezongando a las nalgastataranietas, la correa a correhuela.

Estoy cribando mis cariños más puros. Estoy ejeando no oyes jadear la sondano oyes tascas dinasestoy plasmando tu fórmula de amorpara todos los huesos de este suelo. Oh si se dispusieran los tácidos volantespara todas las cintas más distantes, para todas las citas más distintas.

Así, muerta inmortal. Así. Bajo los dobles arcos de tu sangre, por dondehay que pasar tan de puntillas, que hasta mi padrepara ir por allí, humildóse hasta menos de la mitad del hombre, hasta ser el primer pequeño que tuviste.

Así, muerta inmortal. Entre la columnata de tus huesosque no puede caer ni a lloros, y a cuyo lado ni el Destino pudo entrometerni un solo dedo suyo.

Así, muerta inmortal. Así.

* CESAR VALLEJO

(POETA PERUANO)

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